DAME TUS OJOS

Artículo publicado en la revista digital CLAVE VISUAL#04

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A lo largo ya de una treintena de talleres impartidos junto a David Santiago por toda la geografía española, he llegado a observar cierto interés de algunos alumnos por querer  mirar la naturaleza con mis ojos. Durante las salidas prácticas, incluso me han llegado a pedir mi punto de vista, es como si quisieran saber hacia dónde se dirige mi mirada en la inmensidad del paisaje. En esos momentos, muchos de ellos comprometidos, surge en mí una pregunta ante tal hecho ¿Es realmente conveniente enseñarles mi forma de mirar? Creo sinceramente que no. Desde mi opinión personal, veo mucho más interesante estimularlos para que me ofrezcan sus ojos, ya que su visión de ese lugar puede llegar a ser única.

Durante nuestros talleres, estudiamos cómo trabajaban la expresividad algunos de los estilos pictóricos que la historia del arte nos ha dejado como legado a lo largo de los años. Nuestra principal intención es enriquecer la capacidad perceptiva-expresiva del alumnado, ya que muchos de estos estilos nos van a obligar a mirar, interpretar y captar el paisaje de forma distinta. El surrealismo, por ejemplo, nos va a exigir explorar nuestro mundo imaginario, el minimalismo nos enseñará a simplificar nuestra visión a lo esencial, o como en el caso del simbolismo, nuestra percepción trascenderá lo tangible en busca de lo intangible. De esta manera, el mundo del arte nos abrirá los ojos para ver más allá de lo evidente, donde nuestra capacidad interpretativa se verá enriquecida. Aun así, debemos de saber que las cosas no son blancas o negras, sino que existe un amplio abanico de matices que hará que nuestra mirada sea más auténtica. Estas peculiaridades las veremos más adelante, y estarán marcadas por los motivos que nos atraen, y nuestra interpretación que hacemos sobre ellos. Por último, nuestra evolución personal irá fraguando con los años una mirada propia.

Después de darle muchas vueltas, creo firmemente que la mirada personal es algo que no se puede aprender en un taller, sino que debe convertirse en un proceso puramente introspectivo. Por tanto, nadie nos puede decir cómo debemos mirar y capturar el paisaje, ya que de esta manera estaría coartando toda nuestra capacidad creativa. Aun así, creo que existen diversos aspectos que podemos trabajar durante nuestro largo camino del aprendizaje para poder encontrarnos como autores, y así poder desarrollar una obra más personal.

Filtros que definen nuestra mirada personal

La percepción la podemos definir como la capacidad que tienen los seres humanos para captar, procesar y dar sentido a toda esa información que recibimos a través de  nuestros sentidos (vista, gusto, olfato, oído y tacto).

Para nosotros, los fotógrafos, los ojos se convierten en nuestros principales receptores que captan estímulos del mundo exterior (luces, ambientes, formas, imágenes, etc.), y a su vez son interpretados por nuestro mundo interior (estados de ánimo, gustos, experiencias, inspiración, etc.). Por tanto, nuestra mirada personal tiene que ver con nuestra peculiar forma de percibir el paisaje tras el visor, convirtiéndose en un proceso sensorial-cognitivo. Es importante saber, que nuestra percepción es selectiva, subjetiva y temporal; tres aspectos importantes que pueden llegar a definir nuestra mirada más personal, según nuestra implicación en el proceso creativo.

  • La mirada es selectiva

Normalmente, la selección de nuestros estímulos visuales viene marcada por la emoción que éstos nos provocan. Por ejemplo, ante un mar de flores nuestra mirada puede verse seducida por una en concreto por alguna particularidad; bien por su color, la expresión de su forma o la luz que incide sobre ella. Lo selectivo, se convierte en un filtro que manifiesta nuestra predilección por ciertos motivos que nos atraen. Se convierte en un punto importante para trabajar en beneficio de nuestra mirada más personal, ya que en muchas ocasiones, esos estímulos vienen marcados por aquellas imágenes que vimos, más que por los propios estímulos que nos envía el entorno.

“En esta ocasión, ante este tipo de plantas enredaderas, mi mirada quedó seducida especialmente por ésta en concreto. La expresividad de su forma, que me evocaba una firma natural, fue la chispa que avivó mi admiración hacia este motivo”

  • La mirada es subjetiva

Otro aspecto importante para trabajar a favor de una visión propia sería nuestra opinión, reflexión o interpretación frente a los estímulos visuales que nos atraen. Un mismo motivo puede tener tantas interpretaciones como individuos, convirtiéndose en el filtro más creativo de nuestra mirada.

Normalmente, los niveles de expresividad tendrán mucho que ver a la hora de interpretar el paisaje, ya que algunos autores preferirán fotografiar desde el mirador de la objetividad, bajo una mirada realista; otros por el contrario, se asomarán continuamente al abismo de los subjetivo, bajo una mirada abstracta o simbólica.

En muchas ocasiones, nuestros referentes fotográficos nos condicionarán a fotografiar los motivos de la misma manera, censurando así nuestra mirada más personal. Lo subjetivo, se convierte en uno de los aspectos más importantes para descubrir nuestra creatividad.

Esta imagen creo que ilustra perfectamente lo comentado anteriormente, un cardo se encuentra representada bajo una interpretación simbólica; sin duda, uno de los matices que definían en ese momento mi manera de mirar el paisaje.  Siempre podemos aportar algo nuevo a la fotografía de naturaleza, aunque sea nuestra manera de percibirla tras el visor”

  • La mirada es temporal

Con los años, nuestra manera de percibir el paisaje será modelada por años de aprendizaje, reiteradas crisis y evolución. Puede ser que los motivos fotográficos sean los mismos que en antaño, aunque nuestras reflexiones hacia ellos pueden llegar a ser distintas. Esa temporalidad a la que se enfrentará nuestra mirada personal, y especialmente nuestra obra, vendrá marcada principalmente por nuestras motivaciones artísticas.

En mi caso personal, una serie de libros, exposiciones, ponencias y obras de algunos autores, han hecho que mi forma de mirar haya evolucionado con el tiempo. Esos avituallamientos hacia mi obra han venido de la mano de fotógrafos como Isabel Díez, Antonio Camoyán, José B. Ruiz, Fernando Puche o Chema Madoz, entre otros. Hoy día, la historia del arte se convierte en un mar inmenso de inspiración y aprendizaje, donde poder seguir nadando a contracorriente, mar adentro.

“En el año 2011 comencé a explorar el paisaje en su versión más angular, con el tiempo fui cerrando la focal para capturar escenas menos evidentes y más íntimas”.  

Caminos a recorrer

Durante nuestra andadura por el mundo de la fotografía, nos surgirán muchas dificultades y decisiones en esa búsqueda de una obra más personal. En ocasiones, transitaremos por caminos pavimentados y recorridos por otros autores, que nos aportarán seguridad principalmente; otras veces en cambio, nos adentraremos por sendas polvorientas y con obstáculos, donde nuestras inseguridades comenzarán a surgir.

  • El camino de la imitación

Durante nuestra primera fase de aprendizaje, iniciaremos un proceso de imitación que nos llevará por una senda segura, la cual viene trazada por aquellas imágenes y fotógrafos que más admiramos. No debemos de entender esta experiencia como algo negativo, sino más bien como un camino necesario cuando nos encontramos explorando la parte técnica del equipo.

En esta fase utilizaremos nuestra memoria visual para “copiar” imágenes, ya que no haremos ningún esfuerzo por interpretarlas de forma distinta con el fin de aportar algo nuevo. De esta manera, nuestra percepción cognitiva se encontrará ausente, donde nuestra obra sobrevivirá huérfana de identidad.

Con el tiempo, debemos saber alejarnos de nuestros ídolos fotográficos y de aquellas imágenes que nos emocionan a diario, ya que nos pueden llevar a repetir los mismos clichés bloqueando así nuestra mirada más personal. Aun así, como es lógico, siempre tendremos influencias.

  • El camino de lo personal

Una vez superada la fase imitativa, muchos sentiremos la necesidad de construir una obra más personal. Esa búsqueda, en ocasiones, nos llevará por un camino confuso y con obstáculos, donde no hallaremos con claridad hacia dónde nos dirigimos como autores. No debemos preocuparnos por ello, dejarnos llevar por nuestras pasiones será la mejor opción.

En esta fase, no utilizaremos nuestra memoria visual para “copiar” imágenes, sino que nos servirán como una fuente inagotable de IDEAS que nos llevarán a cosechar fotografías más personales. Comenzaremos a seleccionar nuestros propios estímulos visuales y a imprimir nuestra reflexión hacia ellos. Para ello, nuestra implicación y libertad durante el proceso creativo es determinante para luchar con muchos de los bloqueos que mantienen presa a nuestra creatividad. La búsqueda de imágenes propias, la superación de nuestros miedos y la ruptura con lo establecido, pueden ser buenas decisiones a la hora de esquivar las barreras perceptivas, emocionales y culturales.

“Durante mis salidas fotográficas formateo mi memoria visual de imágenes, aunque si conservo aquellas ideas que me inspiran para crear otras nuevas. De la fotografía de la página anterior a ésta, hay una gran diferencia. En una se intentó imitar un clásico estereotipo mediante un barrido en el bosque; en cambio en ésta, conservo la idea de utilizar los movimientos de cámara para buscar una imagen con ciertas reminiscencias pictóricas. Aquí el movimiento es más controlado y el paisaje es mucho más amplio y reconocible”.

Conclusiones

Como hemos visto, nuestros referentes fotográficos, son uno de los mayores bloqueos perceptivos que suelen aparecer por nuestro camino del aprendizaje, y que suelen reprimir nuestra mirada personal.

Si te encuentras en ese camino imitativo, te sugiero que no salgas de él hasta que tus necesidades artísticas te lo requieran. No trates de forzar la situación, ya que esa exigencia personal te puede llevar a la frustración, y a dejar la fotografía.

Si por el contrario, te encuentras a punto de dar el salto hacia una obra más personal, te podría encomendar una serie de consejos para esa búsqueda:

  • Trata de utilizar el consumo de imágenes de los libros, exposiciones y RRSS para inspirarte y extraer ideas. Aléjate de ellas para no repetir los mismos clichés.
  • Proponte llegar a un lugar, y no hacer ninguna de las fotos que viste. Trata que tu mirada se adueñe del entorno.
  • Selecciona tus propios estímulos visuales. Para ello, predisponte a recibirlos durante tus salidas. Déjate seducir, emocionar.
  • Mira las cosas de forma distinta con el posicionamiento de cámara, el cambio de focales o los niveles de expresividad. Te permitirá explorar la parte interpretativa de cada motivo fotográfico. En ocasiones, nos puede servir también para salir de nuestra zona de confort y explorar nuevos caminos.
  • No tengas inseguridad ni miedo por aquellas ideas tan arriesgadas. Trata de recuperar a ese niño que un día fuiste, ese loco bajito que no conocía la vergüenza.
  • No permitas que los concursos, instituciones o sinergias fotográficas dirijan la brújula de tu mirada más personal. Apuesta por tu “arte”.
A veces pienso, que sería del mundo del arte si todos hubiesen querido parecerse a determinados maestros de la música, pintura o fotografía.Que aburrido ¡Verdad! Cuantos artistas que apostaron por buscar su propia voz hubiésemos perdido por el camino.Es por ello que, para terminar, me gustaría retomar ese párrafo introductorio del artículo que hace referencia a la intención de determinados alumnos por querer mirar la naturaleza como yo. Quizás pueda parecer egoísta mi negación a hacerlo, aunque con ello, te estoy manifestando mi reflexión más profunda:

“Solo tú puedes hacerme vibrar con tu forma de percibir el mundo: Dame tus ojos

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