He tenido muchas aficiones a lo largo de estos años. La pesca, los puzzles, el fútbol, el tenis, el baloncesto…ninguna de ellas sigue hoy conmigo… bueno sí…la Fotografía. Catorce años y parece que fue ayer, ha sido sin duda la afición más longeva de mi vida. ¿Porqué la otras murieron en mi vida?. Hay muchos factores que pueden hacer que perdamos una afición por fuerte que ésta parezca.
Recuerdo en mi etapa de fotografía de aves que no me importaba levantarme a las 4 de la madrugada, hacer 200 kilómetros en coche, subir 500 metros de montaña en plena noche, colocar un hide, permanecer en un metro cuadrado 10 horas, comer de aquella manera, mear en una botella, dolores de espalda, tirones en las piernas y cuello….para irme a mi casa sin ninguna fotografía… la Perdicera no entró ese día. Al día siguiente otra vez, a la semana siguiente otra vez, al año siguiente otra vez…. Hay que tener mucha Pasión por algo para hacer estas locuras. Pero siempre, seguía esperando impaciente el sonido del despertador para levantarme nuevamente, a pesar de los fracasos.
Mi Pasión por las Aves se fue apagando, no por los madrugones y horas de hides… no, el estancamiento creativo y evolutivo de aquella etapa estaba matando mi afición.
El Tinto y «el alma del Paisaje» de CAMOYAN me devolvió la Pasión por la fotografía…
Estaba en el Tinto fotografiando una cascada y al sol le quedaba menos de media hora para ponerse por detrás de las vías del tren. Con el 70-200 encuadré un pequeño detalle de aquella cascada donde se fusionaban colores fríos y cálidos, luces y sombras… mientras pensaba en los valores de exposición veía que unas gotas que salpicaban en una roca describían un arco muy llamativo por la luz trasera del momento.
Cuando conseguí esta imagen, fue de las primeras veces que pensé que había echo una fotografía de verdad. Fue una fotografía muy importante para mi, me hizo en aquel momento replantearme mi forma de fotografiar la naturaleza.
A través del visor de la cámara veía una cascada de una forma totalmente Realista…pero aquella cascada minutos más tarde entraría en el mundo subjetivo de la Abstracción, provocando en mi percepción un cambio abismal entre lo que veía y lo que evocaba aquel fotograma.
Es una fotografía difícilmente de volver a conseguir ya que se tienen que dar una serie de factores similares a aquel momento, como la luz y el volumen de agua del río.
Creo sin duda que es la mejor fotografía que he realizado en el Tinto. Nunca ha sido premiada, pero es lo de menos…eso sí… tiene el premio de la EVOLUCION que inyecta grandes dosis de PASION.
Hoy día, sigo luchando por no perder esa Pasión,
experimentando con el equipo y la imaginación,
buscando entre el Arte….no para ser «artista»,
aprendiendo de grandes maestros….no solo de fotografía,
para seguir subiendo a esa cima….no del éxito,
sin prisa, pero sin pausa,
mirar atrás,
sin fuerzas y sin aliento,
y
divisar el esfuerzo de mis pisadas,
volver a mirar al pico,
y
seguir….